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lunes, octubre 20, 2025
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El Maule no puede pagar dos veces: merluza y ahora jibia

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Por Paulina Vodanovic, senadora por la Región del Maule

En el Maule sabemos lo que significa remar contra la corriente. Lo hicimos con la reciente ley de fraccionamiento de la merluza, donde la región fue tratada con poca consideración: los porcentajes asignados no reflejaron ni nuestro esfuerzo histórico ni la dependencia económica de cientos de familias de caletas en una región de pesca 100% artesanal. Ante esa injusticia, que me encargué de representarle con fuerza al congreso y al gobierno, el ministro de Economía y el subsecretario de Pesca asumieron, formalmente y en presencia de organizaciones artesanales y de esta senadora como garante, un compromiso para compensar al Maule. Ese compromiso al día de hoy sigue sin resultados visibles. Y mientras esperamos, asoma una segunda ola: la reciente declaración técnica de la jibia como especie altamente migratoria, que, si se implementa sin resguardos, puede volver a perjudicar a nuestras comunidades costeras.
La política pesquera es, antes que nada, política de territorios y de personas. No se hace en abstracto ni desde un mapa sin nombres: se hace mirando a los pescadores a los ojos y cumpliendo la palabra. En el caso de la merluza, la región fue postergada en pos de un acuerdo nacional. Para corregirlo, el Gobierno prometió medidas compensatorias: instrumentos de fomento para la flota artesanal del Maule, reforzamiento de fiscalización contra la pesca ilegal, protección de caladeros históricos de la pesca artesanal, mejor ponderación de la región en la distribución regional de pesquerías clave y un cronograma de implementación. Nada de eso puede diluirse: Exijo al ministro y al subsecretario que oficialicen a la brevedad el plan comprometido con plazos verificables. Cumplir la palabra no es un gesto: es la base de la confianza pública.
Que la jibia se reconozca como recurso altamente migratorio es un dictamen técnico que debe traducirse en normas claras antes de mover una sola embarcación entre regiones. Eso significa que aún no existe una autorización automática para operar en costas del Maule: debe haber un acto administrativo que defina cómo, dónde y bajo qué límites se materializa cualquier acceso interregional.
Para que el reconocimiento de la jibia como especie altamente migratoria no se traduzca en caos ni en “chipe libre” para flotas de otras regiones, el Gobierno debe avanzar con orden y priorizando al Maule: fijar límites de esfuerzo y cupos por puerto —número de viajes, días de mar y poteras por nave definidos ex ante— para evitar desplazamientos masivos y resguardar la continuidad de la pesca local; instalar una Mesa Regional de la Jibia en el Maule (SUBPESCA, SERNAPESCA, IFOP, GORE, Armada y organizaciones locales) con seguimiento mensual de biomasa, CPUE, precios y conflictividad, bajo criterios de datos abiertos y manejo adaptativo; y establecer una cláusula de revisión con resguardo espacial que permita suspender o acotar el acceso interregional e imponer vedas temporales o por zonas críticas cuando los indicadores biológicos o sociales superen umbrales predefinidos. Sólo así se protege el recurso y el derecho preferente del Maule a acceder a su propia pesquería.
Esto no es burocracia: es sentido común aplicado a un recurso móvil con comunidades frágiles. La buena ciencia necesita buena gobernanza.
En merluza, la poca consideración que vivimos se tradujo en incertidumbre. En jibia, la descoordinación entre anuncio técnico y norma puede replicar el mismo error. No se trata de negar la movilidad de la jibia ni de cerrar puertas a otras regiones; se trata de ordenar el acceso, proteger nuestros caladeros y priorizar la sustentabilidad con rostro humano. El Maule no pide privilegios: pide reglas justas y trato equitativo.
He estado y estaré en terreno y en las mesas técnicas, respaldando a nuestros pescadores artesanales del litoral del Maule. Esta semana ingresaré los oficios necesarios para que Subpesca y el Ministerio de Economía transparenten actas, fundamentos y cronogramas, y para que no entre en vigencia ninguna medida que afecte al Maule sin resguardos claro y compensaciones efectivas.
El Maule no puede pagar dos veces. Cumplamos la palabra en merluza y hagamos bien las cosas en jibia. Ese es el estándar que nuestras caletas merecen. Y yo, como su senadora, no voy a soltar este tema hasta verlo cumplido.

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