PANIMÁVIDA (Colbún). Con una procesión cargada de simbolismo, presentaciones artísticas y la iluminación de su tradicional estructura de madera, la localidad de Panimávida vivió la octava versión de la Cruz de Mayo, rito que reúne tradiciones católicas, raíces andinas y expresiones contemporáneas de la escena cultural maulina.
Un rito en constante construcción
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Organización: Agrupación Creemos Panimávida, Espacio Cultural Tierra de las Artes y juntas de vecinos.
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Fecha: 2 de mayo (la comunidad adelantó un día la conmemoración habitual del 3 de mayo).
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Objetivo: Reforzar la identidad local mediante un gesto colectivo que marca el tránsito hacia la época de “oscuridad y abrigo” anunciado por la cosmovisión andina.
La jornada comenzó con feria de artesanía y gastronomía —incluidos los ya clásicos porotos con zapallo preparados por vecinos— y continuó con un recorrido que integró comparsa, máscaras y música latino-andina hasta llegar a la base de la cruz ubicada en un punto alto del poblado.
Programación artística
Disciplina | Agrupación / Artista |
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Música latinoamericana | Hutaña |
Folclor | BAFOCOL |
Rock local | La Fábrica |
Rancheras y baladas | Paulina Montecinos |
Poesía oral | Peiro del Cerro y El Doco |
Circo y fuego | Compañía Lumbre |
Comparsa | Tierra de Pumas (Panimávida) |
El diseño de la intervención escénica —liderado por la artista circense Ingrid Flores y la directora teatral Claudia Vilos— incluyó personajes inspirados en la fauna local y en figuras históricas del balneario termal, lo que sumó nuevos relatos al tradicional encendido.
Contexto cultural
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Orígenes: La fiesta fusiona la conmemoración católica de la “Santa Cruz” con celebraciones europeas de inicio de la luz y el Chakana Raymi andino, cuando la Cruz del Sur alcanza su cénit.
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Memoria local: Relatos sobre “angelitos moros” (niños no bautizados) y antiguas fogatas coloniales se entrelazan con la noción andina del resguardo invernal, dando sentido a la quema simbólica que acompaña la fecha.
Apuesta a largo plazo
El Espacio Cultural Tierra de las Artes —organización comunitaria de Rari— acompaña el proceso a través de talleres de máscaras, diseño de personajes y mediación. Su trabajo cuenta con financiamiento del Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, iniciativa que fortalece proyectos territoriales de gestión cultural sin fines de lucro.
“Buscamos articular saberes locales y académicos para que la Cruz de Mayo siga siendo un rito vivo, abierto a nuevas generaciones y miradas”, explicó Felipe Conejeros, integrante del equipo gestor.
La noche concluyó con cantores a lo poeta, un acto circense de fuego y el encendido de la cruz, momento en el que cientos de asistentes guardaron silencio antes de comenzar el descenso entre música y aplausos. Un año más, Panimávida combinó fe, arte y memoria para mantener vigente una de las celebraciones más singulares del calendario patrimonial del Maule.